literatura para lectores remisos

debutantes

Wednesday, September 21, 2005

a cual de tus amigos escoferia como hijo?

Estaba la Luisa bien morena -como pan tostado que se descuida- bocabajo; cuando Super Nachón recordó los telescopios -y disculpen que peque de escatológico, pero en verdad pensó mas en los microscopios-... cuando se le ocurrió crear un sistema filosófico nuevo titulado: “El Círculo como antítesis de la geometría sublingual” y por pensar demasiado se le volvió a bajar de nuevo la erección. (Se sintió un clon entre Leibniz y Marcel Proust).Pero como el chiquitillo (al cual Quevedo le llama “culo” -y lo hace con frecuencia sin temor a que lo corran de la Real Academia de la Lengua Española-) ya estaba esperando la estocada del recto devenir de nuestro héroe se encontraba nervioso cual círculo matemático que por sus arrugas tiende a la desolación epistemológica.Paradójicamente Super Nachón no dudó en intentar una penetración sincera.Intentó una vez, dos, tres, y el hierro de carne no entraba... Super Nachón se alejo de la escena y percibió que el chiquitillo se había enojado.Le vio esa cara fruncida y de mal humor que siempre tienen los chiquitillos malcriados y por eso Super Nachón, sin capa y sin calzones, se fue volando a comprar un lubricante a la farmacia que estaba junto a la discoteca: “Baby-O” junto con unos preservativos para no ensuciarse de literatura aceptada mejor conocida como mierda (no porque apeste, sino porque toda es igual). De acuerdo -pensó Super Nachón mientras regresaba de nuevo al bungalow del Hotel Princess, “de acuerdo”, muchos árboles son parecidos y no por eso son caca pura... sin embargo -reflexionó- pareciese que toda la “buena” literatura estuviera sostenida por una política tan similar que tanta similitud de espejos hipócritas llevara a la conjunción de la mierda. Ahí comprendió la preocupación de Luisa Lane por ayudar a su amigo Nacho Fernández en su labor de publicar literatura porno-escatológica en una editorial seria.La contradicción parecía infinita.¿No se rebajaría el señor Fernández al publicar en una editorial seria?Super Nachón se derrotó ante tales disquisiciones filosóficas y su pensamiento se centró en el centro del chiquitillo.Pero:¡Oh Sorpresa!Cuando regresó al bungalow Luisa ya se había dormido desnuda y bocabajo. Nuestro héroe se acercó a inspeccionar, pero el chiquillo relinchó como un caballo prieto azabache.La habitación se llenó de poesía olorosa y desdentada. (Y por lo tanto nada envidiosa).“¡Pinche vieja tan apestosa!” -pensó Super Nachón. Pero su malestar se suavizó cuando se sentó a leer las Cartas a Nora Barnacle de James Joyce. De cuando el escritor irlandés románticamente le escribe a su amor, que si entrara en una habitación llena de chicas que se pedorreáran distinguiría el olor de su amada.La lectura de Super Nachón se transformó en incienso.“¡Pinche Joyce tan puerco!” -pensó Super Nachón.

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